El cuarto beneficio del afeitado clásico, y para mí debería ser el primero, es que es un ritual placentero.
Antes de descubrir el afeitado clásico, el afeitado era una tarea, algo que evitaba hacer en la medida de lo posible y siempre con prisas. Pero el ritual del afeitado tradicional es algo que saboreo.
Todo el proceso de preparación de la espuma, su aplicación con una brocha suave, la concentración en el proceso de afeitado propiamente dicho y la aplicación de diversos productos para después del afeitado para cuidar mi piel, se convierte en un ritual agradable, mi propio ritual masculino. El bello aroma de los distintos productos que utilizo, el proceso lento y meticuloso que requiere un poco de concentración, y cómo todo eso deja mi piel con una sensación maravillosa y saludable; todo ello se convierte en una especie de meditación relajante y una aromaterapia. Muchos de nuestros clientes coleccionan jabones y aftershaves de varios aromas, para poder elegir el que mejor se adapte al estado de ánimo del día.
Se ha convertido en un ritual realmente agradable para mí, que tanto yo como la mayoría de mis clientes esperamos con entusiasmo.